sábado, diciembre 26

San Antonino De Florencia


Inscrito y bautizado con el nombre de Antonio, nació en Florencia, Italia, en el año 1389, hijo de un renombrado notario de buena posición económica, que le facilitó una esmerada educación y una vida apacible dentro del seno familiar.

Antonio Pierozzi, hijo único, creció menudo y delgado cambiando por ello su nombre por el de Antonino. Como quiera que la profesión de su padre estaba relacionada con las leyes, era deseo de éste que Antonino estudiara abogacía, cosa que realizó con el resultado de una hoja brillante e impoluta, pero la verdadera vocación de Antonino era la vida religiosa.
Con el consentimiento de sus padres solicitó su ingreso en la orden Dominicana, solicitud que le fue denegada debido a su estatura y delgadez. Pero Antonino no se dio por vencido y volvía a solicitar su ingreso una y otra vez, por lo que el superior de la orden, el Beato Juan Dominici, le impuso como condición el memorizar todo el Derecho Canónico, creyendo, dada la imposibilidad de que lo realizara, que así desistiría de su idea.
Sin embargo Antonino en tan solo unos meses se presentaba ante el superior con el Derecho Canónico íntegramente memorizado, lo que le valió la entrada en la orden, a la que se dedicó en cuerpo y alma, cumpliendo las abstinencias y vigilias y desprendiéndose de todas sus pertenencias terrenales.
Se dedicó al estudio y a la oración, llegando a ser considerado un modelo de perfección.

Hombre sencillo y prudente, dedicó toda su vida a la religión.
Del año 1413, año de su ordenación sacerdotal, al año 1446, ocupó varios cargos en su Orden: Vicario, Visitador, Prior en Fiesole, en Roma, en Nápoles y en Florencia desempeñando, estos cargos con gran caridad y capacidad humana.
Debido a su extraordinaria versatilidad en el campo religioso, jurídico, político y económico, que lo ocupaba diariamente en audiencias a los numerosos visitantes de toda clase que iban a plantearle sus problemas, fue llamado cariñosamente “Antonino de los consejos”.
A él se debe el mérito de haber la Summa moral, definida “la gran enciclopedia sistemática del pensamiento y de la práctica de la vida cristiana”. En todos sus escritos se nota la tendencia a descartar las “doctrinas sublimes” para detenerse solamente en lo que consideraba útil para él y para los demás.



En 1446, cuando quedó vacante la sede episcopal de Florencia, Antonino fue nombrado por el pala Eugenio IV, arzobispo contra su voluntad, según parece por sugerencia del Beato Angélico, que se encontraba en aquel tiempo en Roma realizando una obra de arte encargada por el Papa.
Antonino llegó a asustarse tanto ante el inesperado nombramiento, que huyó a esconderse en Maremma, teniendo el Papa que amenazarle con la excomunión si no aceptaba.
Antonino aceptó, pero siguió viviendo como un monje. Sus únicas posesiones personales eran escasos muebles y una mula.
Las puertas del Palacio Episcopal estaban siempre abiertas para los necesitados, sobre todo para los pobres, que eran recibidos con especial atención.

Durante su periodo de arzobispado, dio muestras de extraordinarias cualidades como pastor, así como de sabiduría y prudencia, entregándose al mismo sin descanso.

Murió el día 2 de mayo de 1459, tras una dura enfermedad. Varios días después de morir, su cuerpo despedía un olor suave, como si aún estuviese en vida. La devoción del pueblo por darle un último adiós era tal, que no pudo ser enterrado hasta ocho días después de su muerte.

Fue canonizado por Adriano VI el 31 de mayo de 1523. Por sus méritos de santidad y escritor insigne se le ha propuesto, igual que a San Raimundo de Peñafort, como Doctor de la Iglesia.

Actualmente se venera en el convento San Marcos de Florencia y se encuentra incorrupto.

1 comentario:

Esther i Toni dijo...

Nos das otra parada para nuestra deseada visita a la Toscana.Un abrazo y Felices Fiestas