jueves, febrero 4

La Doncella De Hielo De Siberia

Las praderas del cielo, en la estepa del Ponto-Caspio en las montañas de Altay, cerca de la frontera con Mongolia, fue el lugar elegido en el siglo V antes de Cristo para el descanso eterno de quien veinticinco siglos después sería conocida como La Doncella de Hielo de Siberia, mujer joven de unos veinte años, de rubio pelo y de 1,55 cm. de altura, y que hasta la fecha se desconoce si se trataba de una princesa o una sacerdotiza.
Su cuerpo fue primorosamente embalsamado con turba y corteza, y depositado de lado, cuidadosamente como si durmiera, en un ataúd finamente labrado y cerrado con macizos clavos de metal, lo suficientemente grande como para que tuviera cabida el enorme tocado de alto estatus que llevaba, el cual tenía quince aves de madera dorada cosida a él.
Junto a ella fueron enterrados seis caballos ricamente decorados que previamente habían sido sacrificados, y suficiente comida para acompañarla en su último viaje, así como hermosas hoyas de artesanía, tesoros y artículos para el hogar.

La pálida piel del cuerpo de la mujer lucía cubierto de tatuajes vivos y azules, representando figuras de animales míticos en forma de flores, y otros como un burro, un carnero de montaña, dos ciervos de figuras muy estilizadas, con cuernos largos, y un imaginario carnívoro en el brazo derecho.
Su cuerpo estaba vestido de gala, con una blusa de seda de la india, una falda larga de lana roja y unas medias blancas de fieltro.
Cerca de su féretro fueron enterrados un buque de cuerno de Yak y platos con cilantro y cannabis sativa, probablemente para disimular el olor del cuerpo.
Parece ser que poco después de su enterramiento se dieron unas condiciones climáticas inusuales en el siglo V a.c., que inundaron la tumba de aguas heladas, congelando así la misma y toda la cámara funeraria, y preservándola intacta dentro de un bloque de hielo.

La llamada Doncella de Hielo de Siberia fue descubierta en 1993 por un grupo de arqueólogos rusos, en perfectas condiciones, pero una mala manipulación en la descongelación del cuerpo hizo que se produjese una rápida desintegración del mismo, perdiéndose gran parte de la maravilla del descubrimiento y quedando en el aire la incógnita de quién fue esa enigmática mujer, cómo murió, si fue sacrificada ritualmente o su muerte se produjo por causas naturales.

De lo que sí se tiene certeza es que se trataba de una mujer importante.

2 comentarios:

josef dijo...

Parece mentira que a estas alturas de nuestra civilización todavía se cometan esas burradas. Me parece un descubrimiento interesantísimo que nos revela que al tatuajue ya estaba de moda en el siglo V AC.
Un abrazo!

Laulán dijo...

Pues sí Moderato, ya ves que los tatuajes son más antiguos de lo que algunos pensamos.

Un abrazo