miércoles, diciembre 16

El Hombre E, Atrapado En El Terror



El llamado “Hombre E”, debido a la usencia de datos en su sepultura que le asignaran una identidad, careció del derecho de ser enterrado, según las creencias, de forma que pudiera pasar a la otra vida.
Posiblemente víctima de un envenenamiento, el dolor que sufrió en su dura agonía quedó atrapado en su rostro, reflejando en una escalofriante y eterna mueca, el horror que sintió antes de exhalar su último aliento, tal vez por el duro trance de su muerte, tal vez por miedo, al intuir que su espíritu había sido condenado a permanecer en las tinieblas.

El descubrimiento de la momia del “Hombre E”, se produjo en 1881, en la zona del valle de Deir El Bahri, a 300 millas al sur del Cairo, junto Ramsés el Grande, Seti I y Tutmosis III, todos ellos importantes faraones de Egipto. Pero aún a pesar de estar enterrado en una tumba real, la diferencia con ellos, como pudieron comprobar sus analizadores, era abismal y todo su enterramiento en sí estaba envuelto en el misterio.
Algunos años más tarde, en 1886, ante Gastón Maspero, jefe del Servicio de Antigüedades de Egipto, se procede a desenvolver las momias de los 40 reyes y reinas encontrados unos años antes, para los posteriores análisis de las mismas por los investigadores pertinentes.

Entre estas momias se encontraba la del “Hombre E”, y la apertura de su ataúd, así como los resultados de su examen, causó un gran impacto entre los médicos e investigadores que se encargaron de ello.
Cuando lo desempaquetaron, las grasas de su cuerpo, absorbidas por el natrón, emitieron un estallido pútrido. Los vendajes eran de alta calidad. Debajo de las vendas, su piel estuvo cubierta con una capa muy gruesa de natrón, de resina machacada, y de cal viva. Su cuerpo todavía tenía los órganos internos en su lugar. Incluso conservaba sus pendientes del oro.
El rictus que aparecía en su rostro lanzaba un silencioso grito de angustia que permaneció a través del tiempo
Su cuerpo, un varón de unos 20 años, estaba bien conservado, aparecía envueltos en pieles de oveja o cabra, símbolo de impureza en el antiguo Egipto; carecía de los habituales cortes en el bajo abdomen, lo cual indicaba que no se le habían extraído los órganos interno, y bajo los vendajes de pieles, aparecían otros fuertemente atados que habían dejado señales en sus huesos.
Según el médico Daniel Fouquet, uno de los doctores que realizó su autopsia, la contracción estomacal, claramente visible, daba muestras de que había sido envenenado, y sus últimas convulsiones de tan horrible agonía aún podían visualizarse en su rostro.
Pero nada de estos exahutivos análisis arrojaron luz sobre quién fue en vida ni el porqué de su horrible muerte y enterramiento.

Fueron muchas las hipótesis que se barajaron entonces.
Se barajó la posibilidad de que se tratara de la momia del hijo mayor de Ramsés III, Pentewere, quién, junto con su madre Tiy, apoyados por un gran número de nobles, habían ejecutado un plan para matar al faraón y ascender al joven al trono. Al ser este plan descubierto, sus conspiradores fueron llevados a juicio y condenados a muerte.
Posiblemente Pentewere, debido a su status real, se libro de morir ejecutado a cambio de hacerlo mediante el veneno, veneno que se suministraría él mismo.
También se jugó con la posibilidad de que hubiera sido un príncipe hitita rival. Esta teoría se basaba en una carta que fue escrita por la viuda de Tutankamón.
Otra posibilidad era que se tratara de uno de los hijos del rey Hitita, llegado a corte a petición de la viuda del faraón, al morir éste sin dejar heredero, para que se convirtiera en faraón y asegurarse así ella su poder. Desafortunadamente el joven habría sufrido una cruel muerte.


Más de un siglo después, en abril del 2006, una nueva exploración realizada en 3D, permitió conocer nuevos datos sobre el desconocido “Hombre E”.

Tras ella se supo que, al contrario de lo que se dijo en su primera, un siglo antes, la momia carecía de vísceras, tal y como era costumbre entre los egipcios.
El análisis de sus dientes dio como resultado de que se trataba de un hombre de aproximadamente 40 años, una edad más en consonancia con la de Pentewere , pero no se comprende entonces, por qué un criminal fue enterrado en el mismo panteón de los reyes.
Debajo de las vendas, su piel estuvo cubierta con una capa muy gruesa de natrón, de resina machacada, y de cal viva. El cuerpo sí presentaba los órganos internos en su lugar, lo que anulaba lo declarado por los investigadores un siglo atrás.
También cabe la posibilidad, de hubiera sido preparado para su entierro por personas no egipcias y por lo tanto no habituadas a procesos de momificación.
El uso del óxido de calcio en su cuerpo, parece apuntar la dirección de influencia griega.
El óxido de calcio, mucho más áspero en sus características de desecación que el natrón egipcio natural, era evitado por embalsamadores egipcios, que eran más delicados en la preservación del cuerpo.
Los griegos que utilizaron este método para tratar los cadáveres, equivocadamente tal vez creyeron que en los los egipcios lo usaban también, por lo que procedieron a embalsamarlo con dicho método.
También entre ellos era costumbre enterrar a los hicsos con sus ovejas y envuelto en zamarras. Esto indica otra vez que "embalsamaron" al “Hombre E” probablemente en un país extranjero donde las zamarras fueron curadas y empleadas en un contexto funerario.
Igualmente pudiera tratarse de un noble o un príncipe egipcio de alta posición en un país asiático, y que muriera allí.
La gente de ese pueblo, quiso hacer lo mejor para él, pero no eran embalsamadores, ni conocían sus técnicas para hacer una momia como los egipcios, y al final del pseudo-proceso de momificación, lo devolvió a enterrarlo a su país de origen.
Imagen computarizada en 3D del supuesto rostro del "Hombre E"


Usando modernas técnicas forenses, se hizo una reconstrucción facial creando un cráneo en 3D del “Hombre E”. El resultado fue la revelación de un hombre de cara fuerte y bella, prominente nariz y mandíbula larga, que corresponde con un fondo hitita.
Los egipcios tienen la parte inferior de la cara más larga, y un amplio cráneo desde la frente hacia atrás, al igual que el "Hombre E", lo que sugiere que es un antiguo egipcio.

Todos estos análisis de la ciencias moderna, han arrojado muchos datos sobre el desconocido, pero a pesar de ello, aún desconocemos su verdadera identidad, que posiblemente haya quedado al igual que su último grito, atrapada en el tiempo.

2 comentarios:

Tony Collbato dijo...

Curioso e interesante.

Chesana dijo...

Cómo consigues obtener este tipo de información?... porque no es fácil. Definitivamente tu blog es distinto al resto de los que hay. Enhorabuena.