miércoles, octubre 7

La Marquesa Xin Zhui


Xin Zhui sentía que le pesaba la vida, que su salud se hacía cada vez más debilitada deteriorándose por momentos, y que sus cincuenta años le estaban pasando factura.

La obesidad adquirida en los últimos tiempos a casa de una inapropiada y abundante alimentación, la habían perjudicado notoriamente causándole fuertes dolores de espalda. Sus arterías se habían obstruido provocándole dolencias cardiovasculares y dañando gravemente su corazón, También sus vías biliares, taponadas por cálculos, le causaban grandes dolores y molestas digestiones, agravadas además por los parásitos que habitaban en sus intestinos, entre ellos las perjudiciales tenias.

 Quedaban lejos los años en los que la vida le sonreía sobremanera junto a su esposo, marqués y gobernador del feudo imperial Han de Dai en la época de la Dinastía de los Han Occidentales, y a su hijo; una vida colmada de lujos y de riquezas, en la que disfrutaba de de alimentos exóticos, finos tejidos y un valioso mobiliario de las mejores lacas y maderas.
Sofisticados maquillajes acrecentaban su belleza, y como mujer culta, no faltaban en su estancia libros escritos por los más sabios, en particular los medicinales.

La muerte de su marido y de su hijo la sumieron tal vez en un camino sin retorno que la empujó a reunirse con ellos.

El día que la vida decidió que sería el último para ella, tomo una gran cantidad de alimentos, como últimamente era habitual en ella, (entre los cuales se encontraba el melón). Tras la ingesta, sus vías biliares se obstruyeron completamente causándole un dolor agudo, que precipitaron un ataque al corazón que le produjo la muerte, Esto ocurrió entre el 190-168 a.C.

Su cadáver, tal y como correspondía a su rango, fue envuelto en veinte capas de lujosas telas y fijadas por cuatro cinturones, asfixiando así a las bacterias que normalmente devoran el cuerpo poco después de la muerte.
El cuerpo fue introducido dentro de cuatro ataúdes y colocado en una cámara funeraria de madera que actuaba como refrigerador natural.
Junto a ella se depositaron vajillas de laca exquisita, alimentos exóticos y telas de finos tejidos, hierbas medicinales e instrumentos musicales, para allanaran así su camino hacia la inmortalidad.

Sobre la cámara mortuoria se depositaron cinco toneladas de carbón de leña, así como barro y tierra para asegurar que la tumba quedara sellada eternamente, muy cercana a donde descansaban los restos de su esposo y su hijo, en un lugar situado en Wulibei a unos kilómetros al este de Changsa en la provincia de Hunan.

Y permanentemente estuvo sellada hasta que a principio de la década de 1970, fue descubierta por un equipo de arqueólogos que realizaba excavaciones en dicho lugar.

Bautizada con el nombre de Lady Dai, el posterior análisis de sus restos fue motivo de asombro por parte de los especialistas que lo realizaron.
Aún a pesar de haber transcurridos casi dos mil años desde su defunción, el cuerpo presentaba una piel suave y los miembros tan flexibles, que podían ser manipulados fácilmente. Tenía el pelo intacto y conservaba perfectamente todos sus órganos internos, lo mismo que los restos de la sangre en sus venas, catalogada al grupo A. En su estómago descubrieron abundantes semillas del melón, que había ingerido en su última comida.


A consecuencia de este buen estado de conservación que presentaba, se pudo hacer del mismo una verdadera autopsia, por la cual se pudo conocer la edad y el motivo de su fallecimiento, así como las enfermedades que la noble dama padeció en vida.

Reconstrucción de como Lady Dai pudo ser en vida
Si bien todo esto sorprendió a los científicos, aún lo fue más el descubrir que el cuerpo había sido inmerso en un líquido rojizo y desconocido del que aún conservaba huellas. Pruebas realizadas a este brebaje, puso de manifiesto que se trataba de una sustancia ligeramente ácida, y que en ella estaban presentes ingredientes como magnesio y sal, así como otros que ha sido imposible catalogar.

El resultado total de los análisis determinó que el cuerpo fue embalsamado después de morir, por un método distinto a que utilizaban los egipcios y cuyo proceso es hasta el momento una incógnita,
aunque se cree que en todo ello jugó un papel determinante el extraño brebaje en el fue sumergido. Pero nada se puede afirmar con certeza.

Queda por tanto, en torno a la Marquesa Lady Dai, un verdadero misterio, que tal vez en un futuro y con los avances de la ciencia, pueda ser desvelado.

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