Mostrando entradas con la etiqueta Momias Actuales. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Momias Actuales. Mostrar todas las entradas

lunes, diciembre 5

La Momia de Elmer McCurdy "El Forajido"



La infancia y juventud de Elmer McCurdy no fue afortunada precisamente. Nacido en Maine, en enero de 1880, fruto del desliz que tuvo Sadie, una adolescente de diecisiete años, con un primo suyo siete años mayor que ella, fue adoptado en cuanto nació por el matrimonio formado por George (hermano mayor de la joven) y Helen. Posteriormente el matrimonio tendría un hijo propio al que llamaron Carlos. Elmer creció pensando que Helen era su verdadera madre y Sadie su tía.

En febrero de 1890, George falleció a causa de la tuberculosis y Sadie se mudó a vivir a casa de su cuñada Helen a fin de hacerle compañía y ayudarla con el cuidado de los niños. Poco tiempo después revelaron a Elmer las circunstancias de su nacimiento y quien era su verdadera madre.
Al principio lo aceptó sin darle excesiva importancia, pero poco a poco comenzó a sentirse confundido al pensar que su “madre” era su “tía” y su “tía” era su “madre”.

Contaba quince años cuando comenzó a beber en exceso y a volverse rebelde, y en enero de 1895 se fugó de casa y se fue a vivir con sus abuelos. En este periodo de tiempo, e influenciado por su abuelo, comenzó a trabajar como aprendiz de fontanero, aprendiendo de forma rápida y bien, pero después de tres meses decidió volver a casa con su madre, manteniendo ambos una relación familiar y afable.
En 1899 Sadie enfermó y murió en 1900, cuando contaba 38 años de edad. Un mes más tarde lo hizo su padre y abuelo de Elmer.

Después de ambas muertes, el joven abandonó Maine para buscar fortuna y se trasladó a Lola, Kansas, trabajando como fontanero de pueblo en pueblo. En 1907 se instaló en Cherryville , donde comenzó a trabajar como minero.
Poco después, y en ese mismo año de 1907, se alistó en el ejército, donde permaneció durante tres años, y en 1910, cuando terminó su alistamiento, partió hacia St. Joseph, Missouri, en busca de trabajo. No tuvo suerte y comenzó de nuevo a beber en exceso. Allí fue detenido en noviembre al encontrársele en su poder “herramienta de ladrones”. Mientras esperaba en la cárcel la fecha del juicio, conoció a Walter Jarret, delincuente habitual acusado de robar varios bancos, con el que inició una relativa amistad.
Después de salir absuelto del juicio, Elmer se unió a Walter y a los hermanos Lee y Glen. Juntos planearon asaltar el tren de Iron Mountain con el fin de abrir la caja fuerte del mismo explosionándola con nitroglicerina. El asalto resultó un fracaso,  la banda se disolvió y Elmer se dirigió a las colinas de Osage, utilizando el alias de “Frank Curtis”. Allí consiguió trabajo en una compañía de construcción y conoció a un hombre llamado Amos Hayes, quién confesó a Elmer que tenía intención de robar un banco en Chautauqua, ofreciéndole una parte del dinero si participaba con él en el robo.
Puestos de acuerdo, la noche del 21 de septiembre de 1911, los dos hombres, junto con otro más llamado Higgins, se dispusieron al asalto. Elmer colocó una carga de nitroglicerina con una larga mecha provocando una explosión gigantesca que sin embargo no consiguió abrir la puerta de la caja fuerte. Decidieron poner otra carga de nitroglicerina, pero la explosión anterior había puesto en alerta a la ciudad y los asaltantes abandonaron la misma a caballo.

Después de aquello idearon un nuevo plan que consistía en asaltar el tren que transportaba los pagos de los indígenas a través de la vía férrea Katy, y el 4 de octubre de 1911, Amos, Elmer, y otro individuo llamado Sears se dispusieron a asaltar el tren consiguiéndolo con éxito, pero fueron acorralados por la policía y después de varias horas de tiroteos, Elmer McCurdy fue alcanzado y muerto.
Esa noche trasladaron el cuerpo de Elmer en la parte trasera de un carro hacia la funeraria de Jhonson, donde fue colocado en una cesta de mimbre y fotografiado por Willian J, Boag.




El empresario de pompas fúnebres, sospechando que  se vería obligado a mantener el cuerpo más tiempo de lo habitual, procedió a su embalsamamiento, sacando primero la bala del cuerpo, y aplicándole al mismo gran cantidad de arsénico, técnica común de embalsamamiento utilizada en la conservación de las momias egipcias.
Después de seis meses en la trastienda de la  morgue, descubrieron que el estado de conservación del cuerpo era perfecto. También descubrieron cuando fue retirado de la losa que Elmer aún podía permanecer de pie. Rápidamente se convirtió en un objeto de interés local, pasando a ser conocido como “El bandido embalsamado”.
El empresario de pompas fúnebres decidió vestirlo con la ropa que había usado en su último enfrentamiento armado, y conservarlo de pie en la esquina de la funeraria. Para añadir un toque de realismo, colocaron un fusil en su mano. Y así permaneció durante cinco años.

En octubre de 1916, dos hombres fueron a visitar al Sheriff y al abogado del condado. Uno de ellos afirmó que era hermano de Elmer, y reclamaron su cuerpo para darle sepultura. Estos hombres eran James y charles Patterson, propietario y gerente de “Patterson Muestra de Carnaval”
A partir de que les fuera entregado, el cuerpo de Elmer pasó los siguientes sesenta años de espectáculo en espectáculo. Su cuerpo fue asegurado por una gran cantidad de dinero, sirviendo incluso para elaborar carteles cinematográficos, siendo también exhibido en “El Museo del Crimen”.

En 1960 su historia estaba prácticamente olvidada, y en 1971 fue vendido a un museo de cera.
El ataúd de Elmer hacía tiempo que se había descompuesto, y sus restos se exhibían en una caja de cartón. Posteriormente fue expuesto en la atracción de feria “La Casa de la Risa”, mostrándolo como un ahorcado. Esta atracción sería cerrada al público en diciembre de 1978, al ser arrendada a los Estudios Universal Televisión para la filmación de la "Six Million Dollar Man".



Uno de los operarios se fijó en lo que para él era la figura de un anciano arrugado, que estaba colgado por el cuello con una soga al techo, y que había sido pintado varias veces con pintura de fósforo para que brillara en la oscuridad. Decidió descolgarlo y extendió la mano para aflojar la soga alrededor de su cuello. Al sacudir la soga sintió que algo golpeaba su pie y cuando miró hacia abajo vio la mitad inferior de un brazo derecho correspondiente a un ser humano, dejando ver el hueso. Avisaron inmediatamente a la policía que realizó las diligencias oportunas y Elmer fue trasladado a la oficina del médico forense de Los Angeles, en donde se le practicó una autopsia, siendo el resultado de la misma que los restos eran humanos, y que la muerte fue producida por una herida de bala. Además el cuerpo había sido embalsamado para la sepultura con el uso de arsénico que había momificado el cuerpo. Se determinó que la muerte se produjo después de 1905 y antes de finales de 1920.
El Dr. Clyde C. Snow , osteólogo de Oklahoma City fue enviado a Los Angeles para establecer la identidad de la momia. Comenzó la difícil tarea principalmente a través de la comparación de las fotografías que había tomado de Elmer poco después de su muerte con los rayos X de los restos, determinándose que efectivamente se trataba de Elmer McCurdy.



 En abril de 1977, Elmer McCcurdy fue enterrado en el Cementerio Summit View en Guthrie, Oklahoma, descansando por fin de más de setenta años de largo peregrinar.




jueves, octubre 7

Víctor González Chamlati


Víctor González Chamlati, era en 1943 un ganadero de Acapentahua, en la costa de Chiaspas , México, que además de dedicarse a la cría del ganado, también fue fundador de de la Ganadera Local.
Hombre humanitario y apreciado por los vecinos de la comunidad, aquél día de 1943 revisaba tranquilamente las tierras de su rancho cuando recibió un tiro por la espalda. A pesar de que fue rápidamente trasladado al sanatorio vecino de Tapachula, nada se pudo hacer por su vida, falleciendo, el 23 de junio de ese mismo año.

Según todos los testimonios, el tiro de gracia se lo produjo un vecino colindante por ciertas desavenencias entre ambos: un perro del mencionado vecino hacía ya tiempo que estaba provocando destrozos en las propiedades de Víctor, quien en un momento de cólera acabó con la vida del mismo con un tiro.

Víctor González Chamlati fue enterrado en el panteón del cementerio local.



Sesenta y cinco años más tarde, y con motivo de dar sepultura en el mismo panteón a otro familiar, se procedió a exhumar el cadáver de Víctor, cuyo cuerpo aparecía intacto tal y como si hubiera sido enterrado hacía escasas horas.
No mostraba signos de corrupción ni malos olores.

El paso de la muerte no había afectado a Víctor González Chamlati.

Víctor González Chamlati en vida

lunes, septiembre 13

Las Momias De San Bernardo

En la bóveda subterránea del cementerio de San Bernardo, pequeño pueblo situado a unos ochenta kilómetros de Cundinamarca, al sudoeste de Bogotá, reposan retenidas en el tiempo unas treinta momias de hombre mujeres y niños. Se tratan, la mayoría, de personas nunca reclamadas tras su fallecimiento, gente pobre, indigentes y mendigos del lugar. Las facciones de su cuerpo en vida aún se pueden distinguir casi a la perfección tal y como eran en vida, y la intacta piel sigue pegada a sus huesos, mostrando la expresión de tranquilidad o terror en la que les sorprendió la muerte.

Fue en la década de los años 50 del pasado siglo, cuando el sepulturero del cementerio se dispuso a exhumar el cuerpo de Florentina Gutiérrez, fallecida hacía tiempo, para proceder a inhumarlo de nuevo en una sepultura más pequeña. Florentina Gutiérrez aparecía sin un atisbo de corrupción.

 
A este descubrimiento siguieron otros, cada vez más numerosos. Cuando los trabajadores del cementerio procedían a abrir algunos viejos ataúdes de cuerpos enterrados hacía tiempo, y que no habían sido reclamado por sus familiares para proceder según la costumbre de que pasado ciertos años del enterramiento, se exhumaba, a petición de los familiares los restos enterrados para proceder a trasladarlos a otra tumba más pequeña, donde solo se depositaban los huesos. Su sorpresa fue mayúscula al comprobar que todos permanecían en estado de momificación producida por causas totalmente naturales. Incluso la ropa se conservaba casi intacta.


El motivo de por qué los cadáveres se encontraban en dicho estado de conservación, como en tantos otros casos, sigue siendo un misterio. 

 
Aunque los científicos aún no se han pronunciado sobre el tema, la opinión popular se inclina, según su viejo saber, a la composición química de la tierra, y al clima seco de la zona. También alegan que se debe al consumo de de una fruta espinosa de aspecto parecido a una baya llamada Guatilla.

 
Las momias se encuentran expuestas en urnas de cristal en el cementerio de San Bernardo.