1810
Un recordatorio mortuorio no tiene la finalidad de recordar al difunto, sino a su muerte.
Niño muerto en Bégica
Realizado sobre grueso cartón pretendiendo que perdurase, ha llegado a mantenerse casi durante dos siglos.Utilizando como imagen el retrato mortuorio, se adornaba con orlas y coronas fúnebres, lemas de duelo, con las que se coronaba el marco del retrato del difunto reflejada en el anverso.
En el reverso constaba la imagen de una tumba, y una esquela inscrita que especificaba la edad del finado y la fecha en la que se produjo la muerte, acompañada de una oración o jaculatoria, que prometía cierto número de indulgencias cada vez que se rezara, y así el alma que había abandonado el cuerpo, tenía más oportunidades de alcanzar la gloria, en caso de que estuviese en el purgatorio.
Tarjeta Mortuoria Alemana Familia Aurich-1914
Este recordatorio mortuorio, además de alcanzar el modo de retener una última imagen del ser querido y perdido y conservar siempre su recuerdo, adquirió también la misión de actuar como portavoz de la trágica noticia a familiares, parientes lejanos y amigos que vivían a cierta distancia.
A través del correo, (el único medio de comunicación que existía), se les hacía llegar lo que se denominó Esquela Mortuoria o Recordatorio.
Posteriormente, y ya casi en desuso la fotografía post mortem, en las esquelas mortuorias comenzó a usarse un retrato del finado en vida. Esta nueva moda tuvo su mayor auge durante la primera guerra mundial, y las posteriores, dando al desaparecido un aura de heroicidad y valentía, al morir en un acto heroico.
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