Hace cuatro mil años, antes de que Marco Polo llegara a Oriente, y
antes del inicio de la ruta de la seda, cientos de momias, de rasgos claramente
europeos, pelo castaño o rubio, y nariz larga, fueron enterradas en la actual
región autónoma de Sinkiang, en la cuenca del río Tarim, una zona agreste y
árida, del desierto de Taklamakan de China.
Sus cuerpos fueron enterrados boca abajo, y sobre el suelo, en lugar de
lápidas, se hallaban clavados cientos de postes, de unos cuatro metros de
altura.
Al pie de cada poste había barcos colocados boca abajo y cubiertos
con pieles.
Las momias conservaban aún las ropas con las que habían sido
enterradas, así como sombreros con plumas, grandes capas de lana con flecos,
botas de cuero, incluso prendas de ropa interior. Cada barco ataúd contenía
ofrendas funerarias como cestas, máscaras talladas y restos de efedra, una
hierba que puso ser utilizada con fines medicinales o para rituales.
El origen de estas momias es aún es desconocido.
A fines del siglo XIX y principios del XX, unos
exploradores descubrieron las primeras momias desecadas en un asentamiento
perteneciente a la cultura Qäwrighul,
aunque la investigación y los descubrimientos arqueológicos no se produjeron
hasta los años 70 del pasado siglo.
Concretamente en 1978 una serie de
descubrimientos comenzaron a poner en duda las teorías del aislamiento que se
tenía sobre la cultura del lejano Oriente. El hallazgo de una serie de momias
de rasgos europeos provocaba un cambio en las historia de las migraciones desde
occidente.
Pero a estos descubrimientos no se le
dio la importancia que verdaderamente tenían y las momias fueron depositadas y
casi olvidadas en un museo hasta que Victor Mair, experto en análisis de textos
chinos antiguos, reparó en ellas. Sin embargo aún se hubo de esperar un tiempo
para la identificación y catalogación de los restos con verdadero rigor
científico, y realizarles el correspondiente ADN.
Los resultados sobre los análisis
hechos sobre su ropa y los objetos enterrados con ellas han dado pistas del
origen de estas misteriosas momias. Según su ropa, se dedicaban al pastoreo y a
la ganadería, lo que demuestra que éstos se habrían desarrollado en la zona
mucho antes de lo que se creía. Igualmente los objetos de bronce enterrados
junto a los cuerpos demuestran que este metal fue introducido en China por
estos europeos de origen desconocido.
Los análisis de ADN revelan que
podrían provenir de regiones tan diversas como Europa, Mesopotamia e incluso
India, lo cual lleva a la conclusión de que contrariamente a lo que se había
creído, la región de Tarim habría estado poblada alrededor de 1.700 años, hasta
el 300 c.c.
Fuentes de Datos:
*National Geographic
*www.ocultos.com